sábado, 10 de abril de 2010

RATROS DE VIDA


Antonio Enrique Solans o como es conocido Nátan Solans nació en Buenos Aires, Argentina. Entre sus especialidades están es ser interprete, maquillador, experto en efectos especiales, caracterizaciones y entre otras autor de numerables historias escalofriantes que impactan al público y a lectores. “Alaridos en el horno” es una de sus publicaciones más conocidas, donde el autor intenta explicar sucesos de varias de personas declaradas muertas por padecer cataplejía que han despertados en su ataúd, pero además investiga de casos similares pero esta vez en el horno crematorio.
Solans en 1983 dedico varios meses a investigar sobre la cataplejía, en este articulo se cerciora de ubicar al lector frente a esta enfermedad poco escuchada debido a que cuenta que le pasa físicamente a una persona cuando padece de esta enfermedad. Describe Solans: “Un buen día, cualquier vecino despertaba en la mañana y comprobaba con sorpresa que no podía moverse… El corazón no se alteraba pese al pánico y uno parecía no respirar... No podía tragar, ni cerrar los esfínteres, ni abrir los párpados…estaba ardientemente despierto en vigilia total…” cuando el autor refleja dichos puntos se detiene a ver las formas que durante la historia se utilizaron para no enterrar vivo a un ser querido pues no se cuenta en todas partes del mundo con exámenes rigurosos y especializados para determinar la muerte como lo es un encefalograma, entre ellos dejar a la persona setenta y dos horas por fuera y por descomposición se sabrá su estado, otra forma es clavar una aguja en la planta del pie y según su espesor y coloración ven si es un cataplejico, en Guanajato,Mexico, se ven más muestras de personas que fueron enterradas vivas ya que la tierra de este lugar tiene exceso de sulfato lo que momifica los cuerpo, pero lo que comprueba dicha teoría son los cuerpo con expresiones de desesperación, otros amputándose extremidades ya sea por hambre o como reacción a su estado, rasguños en ataúd. Solans relaciona desde perspectivas diferentes las formas como una persona reacciona al ser enterrada viva.
El autor mira más allá y comienza a buscar el mismo caso de cataplejía pero esta vez en hornos crematorios, su pregunta era si se escuchaba gritos dentro horno, no gemidos pues puede esto explicarse por aire que él muerto retenga, si no palabras que demuestren que la persona que está siendo crenada pueda estar viva. Solans explica el proceso de cremación y con este es evidente que si alguien entra vivo al horno no podrá salir con vida de nuevo. Decide hacer una entrevista al capataz del cementerio, quien prepara el ataúd dentro del horno. Pregunta Solans al capataz:¿ alguna vez, “alguien" emitió palabras?, tras varios intentos, él capataz logra decir “si, esta situación puede presentarse 5,6 veces por mes” “una vez que ponemos el cuerpo, ajustamos los cerrojos y mandamos el fuego es muy difícil volver atrás; se tarda como 15 minutos en parar la llamarada.”
Esta es la hora donde nos cuestionamos que está garantizando nuestra supervivencia a la a hora de un mal diagnostico, posiblemente podremos ser uno de esos casos de cataplejía o muerte aparente, que sufrirá ya sea siendo preparado para desangrase al momento de la autopsia, dentro de un ataúd o quemado en un horno.





http://www.escalofrio.com/n/Misterios/Alaridos_en_el_Horno/Alaridos_en_el_Horno.php
http://www.cinenacional.com/personas/index.php?persona=17049

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